CAPITULO 29

Rota discreción

-NARRA DANICA-

“La mejor fuente de información son las personas que han prometido no contárselo a otros” y eso es lo que Bill y yo le pedimos a Annie: discreción…únicamente discreción, puesto a que no queríamos mantener lo nuestro en secreto ya que sería insoportable tener que negar a la persona que mas amas en el mundo ¿no?.

Bill había tenido que lidiar con los fastidiosos medios que solo se la pasaban haciendo preguntas de mas y de lo que les dices, solo un 30% era verdad y lo restante era un chisme o mentira. A él no le parecía que yo estuviera involucrada en su “especie” de mundo en el cual la fama trae muchas consecuencias negativas y esto era… vivir mi privacidad, tal como una persona normal. Y yo, después de un largo razonamiento, estuve de acuerdo…no solo por mi bienestar, sino por el de todas las personas que me rodeaban, en donde estaba incluido (por supuesto) mi papá.  El protector, celoso  y amoroso con el que todas las hijas algún día tenemos que  lidiar cuando  aun no se dan cuenta que ya no eres una niña pequeña y que quieres ya tener tu vida.

A mi padre no le cayó muy bien mi novio desde que supo a lo que se dedicaba, y es por eso que acepte junto con Bill, la situación de nuestra relación. Era solo feo imaginarse que mi papá me obligara a alejarme de él. Una de dos o lo ignoraba y hacía lo que yo quisiera ó le hacía caso para evitar un conflicto con él.  Con solo pensar todas estas ideas revoloteando en mi cabeza, me daba punzadas. ¿Quién había dicho que ser adolescente era fácil?

Hoy era domingo, un aburrido domingo…si, Bill y yo habíamos quedado salir este día, sin embargo, mr. “Josty” como solía decirle Tom…había programado una sesión de fotos sin avisarles, obviamente Bill se enojó muchísimo y se disculpó conmigo y de nuevo me prometió que por la noche me llevaría a una fiesta. Genial.

Anna, había decidió ir de compras a san francisco porque sabía que el día de hoy estaría ocupada y Carol…. Bueno, Carol estaba un poco disgustada conmigo por  tacharla de loca supersticiosa ya que después de que presentara a Annie con Bill, me dijo que era una mala idea y que estaba segura que Anna en el fondo se sentía celosa de mi y que intentaría separarme de él. Yo me saque de mis casillas puesto que esta idea la había sacado de una película que ella había visto. Así que por hoy….sería un día más aburrido de lo normal y para arruinarlo más…se habían acabado mis gomitas de osito. No quedaba ninguna en el gran paquete de celofán. Busque en las reservas de mi recámara…pero nada…esto enserio que era como el fin del mundo.

-Papá, saldré a la tienda…no tardo.- grité mientras cruzaba por la puerta de mi casa.

Crucé la calle en donde estaba estacionada una camioneta gris con vidrios polarizados. Supuse que los “GID” de mis vecinos había adquirido un nuevo auto, sin tomarle más importancia di vuelta en la esquina y caminé dos cuadras para llegar al mini-super.las calles estaban semivacías  y casi no pasaban autos además de que todo estaba reinado por mucho silencio y tranquilidad, bueno, no descartando los clásicos sonidos que hay en una ciudad. La mayoría de las casas estaban adornadas con calabazas, espantapájaros y otras cosas donde los colores predominantes eran el anaranjado y negro ya que dentro de unos días sería Halloween.  A lo lejos se escuchaban unos pajarillos trinar y algunas risas de niños que jugaban futbol en un centro deportivo. Con el fin de distraerme un poco conecte los auriculares al celular y le puse “play” al reproductor. Final day se empezó a escuchar y yo, comencé a cantar.

Al pasar junto a la cafetería que visitaba muy a menudo, me preció ver estacionado el auto de Ann, pero eso era obviamente imposible ya que ella estaba de seguro en este momento en San Francisco.  Seguí mi camino y llegué al mini-súper. Compré mis golosinas y otras cosas innecesarias que estaban de oferta como un liquido limpiador para lentes, unas plantillas de gel para zapatos y …un aromatizante para baño.

Salí de la tienda y mientras caminaba cruzando el estacionamiento a la salida, me di cuenta que había un auto muy parecido al que estaba estacionado frente a mi casa. Tal vez era solo una coincidencia, pero de todas maneras aceleré mi paso  hacia la salida.

-hey!!, Dánica, espera un momento .- escuche una voz totalmente desconocida siguiendo mis pasos. Me detuve para ver quién era y en ese momento el auto se estacionó a lado mío mientras caminaba en la acera.

“Oh, por Dios” pensé asustada tratando de tranquilizarme, ¿Quiénes eran?¿qué querían de mi?

-¿Quiénes son ustedes ¿Cómo sabes mi nombre?.- pregunté con voz firme, pues era lo que siempre me decía mi mamá que hiciera en estos casos. Ya que los secuestradores se daban cuenta fácilmente del miedo que inundaba a sus victimas y facilitaría más su cometido.

-tranquila solo te robaremos unos minutos.- dijo un tipo delgado con barba bajándose del auto con una cámara fotográfica en las manos.

“Oh, peor  aún, no eran secuestradores…sino…..reporteros” vaya día tan mas malo.. ¿Quién había hablado de mas? Que mierda.

Miré hacia la esquina donde estaba el semáforo y me di cuenta que los autos estaban en alto, si aceleraba el paso, podía cruzar la avenida y perderlos de vista.

-no se quienes sean…así que si me disculpan, me tengo que retirar.- dije esquivándolo. El tipo me tomó del brazo e hizo que me detuviera. Eso no me gustó en lo más minino.

-Oiga, ¿Qué le pasa? Suélteme.- le dije desesperada, miré hacia el otro lado de la avenida donde había un pequeño parque y ahí se encontraba un policía.

-solo contestanos unas preguntas….por fa.. ¡Hay!.- se quejó el hombre cuando le di una patada en la espinilla. El dolor hizo que me soltara del brazo. Sin pensarlo dos veces dejé caer las bolsas de lo que había comprado y me eche a correr hacía el parquecito donde estaba el policía.

-Hey..Espera chica.- gritaba el reportero quien corría detrás de mi. 

Demasiada adrenalina inyectada hacia que mis piernas adquirieran mayor fuerza y mi velocidad aumentó, todo a mi alrededor pareció como una nube colorida borrosa sin forma. No me molesté en detenerme para ver el semáforo sino hasta que escuche un grito de horror el cual me hizo dar cuenta que era demasiado tarde para hacerlo

-CUIDADO!!!!

Fue lo último que recuerdo antes de que la luz se desvaneciera y todo quedara en las más siniestras tinieblas.