lunes, 26 de diciembre de 2011

CAPITULO 20

“no eres tú…soy yo”
“yo nunca supe que tenía un sueño,
Hasta que ese sueño fuiste tú”

-Hay, Dánica..y si tu papá descubre que venimos aquí..Seguramente se va a enojar contigo.- musitó Carol sumamente preocupada.
-pffff,  no creo que se entere nunca, esto está cuidadosamente planeado y además, ya no soy una niña para que todo el tiempo me anden cuidando, puedo tomar mis propias decisiones.-contesté sin dejar de apartar la mirada de la hermosa vista que ofrecía el crepúsculo en las playas de sta. Mónica desde la ventana del Hotel.

Por ahora quería olvidarme de lo que me esperaría al volver a casa y quería pasármela bien con Bill, Tom, Georg y Gustav ya que no los vería durante  3 semanas largas cargadas de trabajo para ellos. Se me hacía un nudo en el estómago pensar que Bill y yo estaríamos separados cada uno en diferentes partes del mundo. Estar separados, para ambos, se había vuelto inconcebible.
Bill me había propuesto que fuera con él a Alemania, eso sonaba tan bien, pero después escuchándolo en la realidad…era muy difícil que pasara por varias razones, que en realidad englobadas solo se enfocaban en algo: “mi papá “

-no me refería a eso, sino que…esto es abuso de confianza. Por lo menos le hubieras avisado que vendrías aquí.

-le dejé un mensaje, le dije que volvería pronto para escuchar su regaño y cumplir cualquier castigo que me imponga. Además, si le pedía permiso para venir aquí con Bill , seguramente no me hubiera dejado ni salir de la casa.

-bueno en eso tienes razón, pero….

-pero nada, Carol..Esto será divertido. Relájate..Además a la que van a regañar es a mí, no a ti.

Dije tratando de que mi voz sonara firme y directa, pues Carol ya me estaba poniendo nerviosa con todo lo que estaba diciendo. En este momento ya no era posible echarse para atrás. Lo echo, echo está y si...Estaba consciente de que algún día tendría que hacerme responsable de mis actos, pero ese día no sería hoy.

A pesar de que mi papá había aceptado a Bill como mi novio, aun no le era de su agrado pues después de que supiera la verdad sobre quien era…casi se atraganta con la comida de la cena y seguramente estuvo a punto de echarlo de la casa o algo asi, pues se le veía en la mirada, pero lo que le agradezco es que no haya hecho eso y que se portó muy bien con Bill durante todo la cena. Sin embargo, al termino y después de que Bill se retirara, mi padre me soltó un sermón muy largo… más largo que los que da el sacerdote en una iglesia. Pero bueno, sin querer, terminé escuchándolo. Él decía que ese tipo de personas con fama hasta más no poder habían perdido la cabeza y que solo les interesaba aprovecharse de las situaciones  para así ganar más fama. Sin embargo, yo le dije que Bill no era así y que aparte de eso, ambos nos amábamos demasiado….. Pero a pesar de  que se lo dije con toda la seguridad del mundo,  mi papá no se quedó muy tranquilo que digamos. 

-¡Oh! Wow, que lindo está tú vestido –Dijo Carol a mis espaldas sosteniendo con suma delicadeza el vestido blanco con encaje negro que Bill me había regalado esta mañana. –Bill  tiene buen gusto.
-¨¿verdad que si?, esta hermosísimo. Me encantó –Dije mientras Carol colocaba el vestido en la cama para poder admirarlo mejor –Me lo pondré esta noche.
-pues mejor hay que apresurarnos, porque ya casi es hora.
-Oh, cierto..no me había percatado de la hora…..me daré un baño.

……..

La playa estaba tranquila y lucía hermosa a la luz de la luna quien coquetamente se reflejaba en el espejo liquido salado; el sonido de las olas al romperse se oían como un susurro incesante y tranquilizador que conjuntamente con la brisa hacían de este momento, como salido de un sueño.
Suspiré profundamente y miré hacia lo lejos explorando la hermosura de esta playa. De pronto, escuche unos pasos sobre la arena acercándose cautelosamente hacia mí.

-que hermosa se ve la playa esta noche ¿no crees?.-pronuncié al percatarme que los pasos se habían detenido a mis espaldas.
Unos brazos rodearon mi cintura dulcemente.
-sí, aunque no se compara con lo hermosa que estas tu.- dijo Bill cerca de mi oído.
Oír su voz y sentir su respiración tan cerca de mí provocó que la piel se me pusiera chinita, especialmente la de mi cuello.
Solté una risita tonta entre dientes.
-es enserio, ¿por qué crees que me traes loco?.
-no lo sé, tal vez porque prefieres extrañezas tontas como yo.-respondí de broma
-hay, Dánica.-dijo Bill negando con la cabeza, también se estaba riendo de mi estúpida ocurrencia –NO, no es por eso
-buuuh, entonces ¿Por qué?.-lo reté a que me dijera.
-me encantas, eres hermosa toda tu.
-humm, no creo ser una miss universo.-dije bajando la vista, pues sabia de sobra que había chicas mas lindas que yo y tal vez Bill…no me gustaba pensar que algún día esto tendría que terminar.
Bill me hizo girar delicadamente de modo que ambos quedamos frente a frente. El me tomó de los hombros y buscó mi mirada con la suya.
-la belleza física no es algo a lo que le tome importancia, lo que en verdad me importa es su forma de ser y cómo piensa. Puede haber chicas con un físico perfecto y bonitas facciones, pero en realidad  son las mas vacías que puede haber. Ese tipo de chicas se las dejaría para Tom, pero hasta el mismo a veces piensa como yo. –hizo una pausa para ver mi reacción y esperando una respuesta. Pero solo me lo quedé observando intensamente sin decir ni “pio” –Aunque debo admitir que me saqué la lotería al encontrarme a alguien como tú, Hermosa de ambas maneras.

Nos quedamos viendo el uno al otro durante unos momentos sin decirnos nada. Yo le sonreí tímidamente y me acerqué hacia él para besarlo.
-Te amo Bill
-y yo a ti, mi princesa.

Repentinamente se me ocurrió una idea tonta pero divertida: me quite las sandalias y empecé a correr hacia la orilla del mar. Cuando mis pies desnudos tocaron el agua, me estremecí ante el contacto frio, pero aun así, seguí corriendo dejando a Bill a mis espaldas todo confundido.
-¿a dónde vas?.-me preguntó curioso y asustado. Tal vez pensó que había enloquecido más de la cuenta.

Hice caso omiso de su pregunta y me empecé a reír de su expresión. 
Me detuve y aclaré mi garganta para poder gritar a todo lo que me permitieran mis pulmones.

-ICH LIEBE DICH, BILL!!!!!.- y seguí corriendo a lo largo de la orilla de la playa.

Escuche detrás de mí la risita de Bill que se acercaba a grandes zancadas y sin previo aviso, me alcanzó y me tomó por la cintura;  ambos estábamos  realmente felices y riéndonos muy divertidos como niños pequeños, de pronto llegamos a un punto donde la arena bajo nuestros pies se volvió una trampa, Bill perdió el equilibrio y caímos juntos. Yo quedé sobre de él. 
No parábamos de reírnos. Sin embargo, algo en la expresión de Bill, cambió repentinamente…me  asusté

-¿Qué sucede?.-le pregunté preocupada.

Sin decir aún nada, ambos nos pusimos de pie. El silencio de Bill me hacía sentir impotente y las piernas comenzaban a temblarme, ¿Qué era lo que había hecho mal?.
Él  tomó delicadamente mis manos y las besó cerrando sus ojos. Parecía triste y preocupado.

-Bill, ¿qué sucede?. ¿Porqué estas así?, dime por favor.- le dije suplicante al momento que acariciaba sus mejillas. su piel se veía de un tono blanquecino plateado, producto del reflejo de la luna. Era hermoso
-nada, es solo que…que…trato de no pensar mucho en esto, pero no puedo evitarlo.-dijo por fin. Yo no sabía qué era lo que me quería decir.
-¿a que te refieres?¿hice algo mal? Dime que hago para solucionarlo
-no, no princesa…no eres tú…

“soy yo”. Pensé completando la clásica frase de las películas.

-lo que pasa es que…que.. lo nuestro es demasiado riesgoso.-dijo titubeando, como si le costara trabajo decirlo, tal vez pensaba que lo iba a malinterpretar –No quiero que te suceda nada,  eres muy importante para mí y si algo te llega a pasar por mi culpa…. No me lo perdonaría jamás.

Me quedé sin decir nada, pensando en lo que tal vez se estaba refiriendo….

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