“la cena”
“la belleza que atrae, raramente
Coincide con la belleza que enamora”
Al sacar la última gomita de oso del paquetito de celofán, miré de reojo el reloj: 5:00pm, en ese momento deseé que la manecilla del segundero se detuviera, pues cada vez que avanzaba, me ponía más nerviosa.
Me eché a la boca la gomita y seguí observando el reloj detenidamente, esperando que por alguna razón mágica se detuviera, pero esto no pasó, es más, ahora parecía que avanzaba más rápido.
5:15pm
-¡YA BASTA!- grité mientras que de un salto me levantaba del sillón.
¿Qué era lo que estaba haciendo?, que mas, ¡¡¡ PERDIENDO EL TIEMPO!!!.
Me dirigí hacia el baño y me detuve frente al espejo para mirarme.
-Bien, Dánica. ¡¡TU VAS A IR!! ¿Entendido?.-me dije a mi misma. Genial, ahora sí que me había vuelto loca, quien lo imaginaria, “hablando sola”. Pfff.
Salí del baño corriendo para dirigirme a mi recamara y tomar mis cosas de baño. Decidí poner un poco de música para calmar mis nervios. Al momento que el primer acorde de la canción “american idiot” de Green Day empezó a sonar, me dirigí rápidamente al baño para darme una ducha “express”, pues ya era tarde.
Salí a trompicones del baño y vestí mi ropa interior en un tiempo record. De nuevo me dirigí a mi recamara para tomar mi vestido azul y ponérmelo.
Le eché una miradita al reloj que ya daba las 6:00pm.
“media hora para terminar de arreglarme”. Pensé.
Me sequé el cabello y después me lo alacié para después peinarlo, en seguida me maquille un poco y revise que todo estuviera en orden: perfume, accesorios, maquillaje, peinado, ropa, zapatillas abiertas color plateado… todo estaba en orden. ¡SOY GENIAL! Me dije a mi misma.
En seguida bajé corriendo las escaleras y me asomé por la ventana, en ese mismo momento un auto plateado se detuvo frente mi casa. Las maripositas en mi estómago de nuevo empezaron a revolotear, tenía que aprender a controlar esto si es que no quería terminar con un problema gástrico. Ups.
No quería hacer espera a Bill, así que tomé mi bolsa y salí de la casa.
Mientras cerraba con llave, noté algo raro. El auto era plateado y no el Audi negro que él solía conducir; “tal vez lo cambió”. Dije para tranquilizarme. Pero otra cosa más hizo que me diera cuenta que el conductor no era Bill, traté de ver inútilmente a través de los vidrios polarizados. Pero no pude visualizar nada; tal vez ¿Gustav?¿Georg?. Pero deseché la idea de que era alguno de ellos 2.
“Si es que es Gustav o Georg, ya se habría tomado la molestia de bajarse del auto y abrirme la puerta”. Pensé.
Repentinamente, Tom salió del asiento del conductor.
-¿vas a subir al auto o te vas a quedar ahí?-me preguntó en tono serio.
Me quedé sin palabras, así que solo pude asentir mientras abría la puerta y me introducía rápidamente al interior del auto.
-Hola.-saludé débilmente sin apartar la vista de enfrente.
-hummm.-fue lo único que dijo mientras cerraba su portezuela.
Estuve a punto de bajarme del auto, para ir corriendo de nuevo hacia mi casa y encerrarme ahí, pero esta vez no iba a permitir a que mi cobardía me venciera, así que era mejor quedarme ahí a esperar que pasara lo que tuviera que pasar. Mi propio pensamiento me dio miedo y empecé a imaginar a la FBI frente mi casa al día siguiente tomando fotografías y haciendo preguntas a los vecinos para investigar el caso de la chica que misteriosamente desapareció la noche anterior.
Genial, ¿porqué habrían mandado a Tom por mi?¿qué tramaban con esto?¿tal vez era una trampa de Tom para deshacerse de mí?. Empecé a imaginarme mil cosas, todas ellas sin sentido, pero después traté de tranquilizarme, pues creo que estaba exagerando un poco.
Miré de reojo a Tom, y me pregunté por qué no arrancaba el auto ya.
El se percató de que lo estaba viendo y me devolvió la mirada.
-hamm. El cinturón , por favor..-dijo seriamente señalando con la mirada mi cinturón de seguridad.
Tan pronto como me coloqué el cinturón, él arrancó el auto.
Durante el trayecto, ninguno de los dos nos dirigimos la palabra, ni mucho menos la mirada, pues el no despegaba la vista de enfrente y yo no despegaba la vista de mi ventanilla.
Genial, no cuantas veces había soñado con un momento así: “estar al lado de Tom Kaulitz contemplándolo a todo su esplendor “, pfff, pero jamás pensé que me ocurriría en esta situación.
Sabía perfectamente que yo a Tom no le agradaba ni un poquito, pero mi pregunta era ¿Porqué?.
Llegamos a un restauran de Hollywood, L.A., y nos bajamos del auto para que lo estacionaran. Tom entró al restaurant y yo lo seguí.
-Tenemos reservación en la sección privada.-dijo Tom a la recepcionista.
-Claro, para 6 personas ¿cierto Sr. Kaulitz?
-hamm, si, los demás llegarán más tarde.
-entonces, pasen por aquí por favor.-nos guió la recepcionista. Tom y yo la seguimos.
La sección privada del restaurant era muy tranquila y estaba casi vacía.
La mesa reservada era para 6 personas, Tom y yo nos sentamos y el pidió un vaso con agua y yo igual. Estuvimos sentados esperando a los demás durante 20 minutos, pero nadie llegaba. Tom se estaba desesperando pues no le contestaban las llamadas así que sacó un cigarro y salió a fumar al balcón que estaba ahí cerca.
A pesar de que amaba todo de los chicos de TH, lo que me disgustaba era que fumaran.
-Bill, ¿qué pasó con ustedes? llegamos aquí desde hace más de media hora.-dijo Tom mientras hablaba por teléfono. Después cambió su semblante y empezó a aumentar su tono de voz, creo que se había enfadado. ¿Qué había pasado con los demás?, no pude saber ya nada porque Tom comenzó a hablar en Alemán.
Después de unos minutos, Tom volvió a sentarse conmigo y llamó al mesero.
-Los menús vegetarianos, por favor.-pidió.
El mesero llevó 2 cartas y nos las entregó.
-hamm, ¿ya vienen?.-le pregunté tímidamente a Tom
-no, ellos no van a venir. Surgió un pequeño problema.-dijo dando un pequeño golpe a la mesa.
-Oh, en ese caso…..-dije mientras hacía ademán de levantarme.
-¿qué vas a pedir?-preguntó Tom
-nada, gracias, es mejor que me vaya
-¡mesero!-llamó Tom
-sí, ¿Qué van a ordenar?-preguntó gentilmente el mesero
-para ella, rabioles con queso -dijo Tom
-y ¿para usted?
-solo otro vaso de agua, por favor.
-Oh, disculpe, no quiero nada, gracias.-le dije al mesero que estaba a punto de retirarse. El mesero se me quedó viendo y luego volteó a ver a Tom confundido.
-no haga caso, y traiga lo que ya le pedí, si no es mucha molestia.-dijo Tom lanzándome una mirada de enojo.
-entendido, señor- y se retiró rápidamente.
-ahora siéntate por favor, Bill dijo que tenias que cenar algo-musitó Tom con la mirando al suelo.
Yo me senté y me lo quedé observando un poco disgustada. Esta vez el no me devolvió la mirada.
Un momento más tarde, el mesero volvió con el platillo y me lo entregó.
-que lo disfrute
-gracias-le contesté mientras tomaba mis cubiertos y comenzaba a comer.
¿Cuánto tiempo más iba a soportar todo esto? , seguramente ya no mucho es por eso que decidí enfrentar a Tom y preguntarle el porqué tanto odio hacia mí. Solo eso era lo que quería saber.
Sin pensarlo 2 veces las palabras se me salieron de la boca:
-así que, ¿solo es una máscara de falsedad la que muestras frente a las cámaras y frente a todos los medios?. Eso se me hace muy hipócrita-dije sin apartar la mirada del plato.
-no sé qué quieres decir con eso.-contestó Tom
Lo miré sorprendida, pues no esperaba que me contestara. Sin embargo el seguía mirando hacia el suelo.
-según tu, tratas bien a los demás y especialmente a los fans, pero la verdad yo no creo que sea cierto.
-¿porqué lo dices?, yo les tengo un aprecio especial a todos nuestros fans, sin ellos el grupo no sería nada. Y si no sabes, mejor no hables ¿ok?
-wow, y yo que me consideraba una fan de TH, pero bueno, ahora si me doy cuenta que el león no es como lo pintan. Que hipocresía.
-¡que tratas con esto? ¿eh?
No estaba segura si preguntárselo o no. Sin embargo, ¿qué otro día me iba a armar de valor para decírselo?
-¿porqué me odias Tom?, solo quiero eso. ¿Porqué?.
Tom se quedó inmóvil sin responderme nada.
Esperé unos segundos más, pero nada pasaba.
Mi paciencia se estaba agotando y decidí mejor, retirarme de ahí.
-bien, como veo que no vas a decir nada, yo mejor me voy.-dije al mismo tiempo que me levantaba de la mesa y me dirigía a la salida.
-¡espera!-dijo mientras me detenía tomándome del brazo.
-yo no te odio.-prosiguió
Yo lo miré confundida.
-¿entonces?-le pregunté
-la verdad, es algo difícil de explicar. Siéntate por favor.-pidió Tom mientras me sonreía.
Mi corazón latía rápidamente, era la primera vez que Tom me dedicaba una sonrisa, por un momento, en sus facciones, encontré el parecido extraordinario que tenía con Bill. Ahora si parecía el Tom que yo creía.
Me senté y me dispuse a escucharlo.
-¿difícil?.-le pregunté confundida.